domingo, 5 de abril de 2020

Salmo 21 Profecía de la Pasión


Elí, Elí, “lemá sabacthani?” 


Este salmo expresa con una intensidad impresionante el sufrimiento físico de un hombre que además se siente despreciado por los suyos y abandonado por Dios.
Sobre el carácter profético y mesiánico de esté Salmo no cabe duda alguna, ya que Jesús en persona pronunció desde la Cruz las palabras con que empieza el mismo.
Es perfecta la consonancia de los sufrimientos descritos aquí con la historia de la Pasión del Redentor y el anuncio final de su triunfo.

“La Pasión de Cristo aparece luminosa como en un Evangelio en este Salmo que más parece una historia que un vaticinio”. (
San Agustín)

Dios mío, Dios mío,
¿por qué me has abandonado?
Los gritos de mis pecados alejan de mí el socorro.
Dios mío, clamo de día, y no respondes;
...

Pero es que yo soy gusano, y no hombre,
oprobio de los hombres y desecho de la plebe.
Cuantos me ven se mofan de mí,
tuercen los labios y menean la cabeza:
“Confió en Yahvé: que Él lo salve;
líbrelo, ya que en Él se complace.”

Sí, Tú eres mi sostén desde el seno materno,
mi refugio desde los pechos de mi madre.

A Ti fui entregado desde mi nacimiento;
desde el vientre de mi madre Tú eres mi Dios.

No estés lejos de mí,
porque la tribulación está cerca,
porque no hay quien socorra.
Me veo rodeado de muchos toros;

los fuertes de Basan me cercan;
abren contra mí sus bocas,
cual león rapaz y rugiente.

Soy como agua derramada,
todos mis huesos se han descoyuntado;
mi corazón, como cera,
se diluye en mis entrañas.
Mi garganta se ha secado como una teja;
mi lengua se pega a mi paladar,
me has reducido al polvo de la muerte.

Porque me han rodeado muchos perros:
una caterva de malvados me encierra;
han perforado mis manos y mis pies;
puedo contar todos mis huesos.
Entretanto, ellos miran,
y al verme se alegran.
Se reparten mis vestidos,
y sobre mi túnica echan suertes.

Mas Tú, Yahvé, no estés lejos de mí;
sostén mío, apresúrate a socorrerme.
Libra mi alma de la espada,
mi vida del poder del perro.
Sálvame de la boca del león;
de entre las astas de los bisontes escúchame.

Anunciaré tu Nombre a mis hermanos,
y proclamaré tu alabanza en medio de la asamblea.
Los que teméis a Yahvé alabadle,
glorificadle, vosotros todos, linaje de Israel.
Pues no despreció ni desatendió
la miseria del miserable;
no escondió de él su rostro,
y cuando imploró su auxilio, le escuchó.
Para Ti será mi alabanza en la gran asamblea,
cumpliré mis votos en presencia de los que te temen.

Los pobres comerán y se hartarán,
alabarán a Yahvé los que le buscan.
Sus corazones vivirán para siempre.
Recordándolo, volverán a Yahvé




Fuentes:

http://www.gratisdate.org/texto.php?idl=70&a=982

http://curas.com.ar/Documentos/Straubinger/21%20-%20I%20Salmos%201-40.pdf


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