sábado, 28 de mayo de 2016

¿Cuándo vendrá la muerte?


¿Cuándo vendrá la muerte? No sabemos.
¿El cómo y el lugar? Ni en conjetura.
¿El detener su curso? ¡Qué locura!
Sólo es cierto y de fe que fallecemos.

Pues, ¿cómo la amenaza no tememos
del Criador de toda criatura?
Deseche la maldad nuestra cordura
y el viaje del alma preparemos.

La muerte, aunque parece que se esconde,
cada momento nos está acechando;
dejémosla que siga y que nos ronde.

Ella va y viene, y nos está esperando,
y ya que nos oculta cómo y dónde,
estemos prontos para siempre y cuándo.


Diego de Torres Villarroel (1693-1770)

Si quieren pueden aplaudirme

¿Es caridad? No, nunca ha sido caridad. Es la excusa para enmascarar la crisis personal.

Woelki, cardenal Arzobispo de Colonia, Alemania.
Celebra la Misa del Corpus sobre una barcaza de refugiados
Se vuelven filántropos, alardean de sensibilidades sociales, escenifican melodramas, emprenden campañas, todo para ocultar el vacío religioso interior. Han dejado de creer en su sacerdocio, de respetarse sacerdotalmente, y se disfrazan de promotores de justicia y acción social.

fotos del destacado cardenal Arzobispo






jueves, 26 de mayo de 2016

La fiesta del Corpus Christi

"Tres jueves hay en el año que relucen más que el sol: Jueves Santo, Corpus Christi y Día de la Ascensión"

En España, la fiesta entró por Toledo, la sede primada, y desde allí se extendió por la península.
  foto de alfayomega.el-esplendor-de-cristo

La introducción de la fiesta del Corpus Christi se debió principalmente a los esfuerzos de una monja llamada Juliana de Mont Cornillon, en la Diócesis de Lieja, en Bélgica, quien pidió al Obispo de esa ciudad, Roberto de Torotte, instituyera la fiesta en honor del Cuerpo del Señor. Lieja fue la primera ciudad en celebrar el Corpus, desde el año 1246.

Se cuenta, en efecto, que el año 1264 un sacerdote procedente de la Bohemia, un tal Pedro de Praga, dudoso sobre el misterio de la transustanciación del Cuerpo y de la Sangre de Cristo en la Hostia santa y en el vino consagrado, acudió en peregrinación a Roma para invocar sobre la tumba del apóstol san Pedro el robustecimiento de su fe. Al volver de la Ciudad Eterna, se detuvo en Bolsena y, mientras celebraba el santo Sacrificio de la Misa en la cripta de santa Cristina, la sagrada Hostia comenzó a destilar sangre hasta quedar el corporal completamente mojado. La noticia del prodigio se extendió como pólvora, llegando hasta los oídos del Papa Urbano IV, que entonces se encontraba en Orvieto, una población cercana a Bolsena. Impresionado por la majestuosidad del acontecimiento, ordenó que el sagrado lino fuese transportado a Orvieto y, comprobado el milagro, instituyó enseguida la celebración de la solemnidad del Santísimo Cuerpo y Sangre de nuestro Señor Jesucristo.

Al poco tiempo el mismo Papa Urbano IV encargó al insigne teólogo dominico, Tomás de Aquino, la preparación de un oficio litúrgico propio para esta fiesta y la creación de cantos e himnos para celebrar a Cristo Eucaristía. Fue él quien compuso, entre otros himnos, la bellísima secuencia “Lauda Sion” que se canta en la Misa del día, tan llena de unción, de alta teología y mística devoción.


FUENTE

martes, 24 de mayo de 2016

Nadie ni nada



            Nadie estuvo más solo que tus manos
            perdidas entre el hierro y la madera;
            mas cuando el pan se convirtió en hoguera
            nadie estuvo más lleno que tus manos.


            Nadie estuvo más muerto que tus manos
            cuando, llorando, las besó María;
            mas cuando el vino ensangrentado ardía
            nadie estuvo más vivo que tus manos.


            Nadie estuvo más ciego que mis ojos
            cuando creí mi corazón perdido
            en un ancho desierto sin hermanos.
            Nadie estaba más ciego que mis ojos.
            Grité, Señor, porque te has ido.
            Y Tú estabas latiendo entre mis manos.

JOSÉ LUIS MARTÍN DESCALZO

miércoles, 4 de mayo de 2016

Eucaristía

Eucaristía


¿Quién te ha atado, Señor, a esta cadena,
a esta blanca cadena de la harina,
a este disfraz de pan, vianda divina
de misterio y deleite todo llena?

¿Quién te trajo por mesa tan ajena
de la deidad donde tu ser culmina,
para ocupar en la escasez mezquina
el puesto del manjar en nuestra cena?

¡Quién fue sino el Amor, y un amor tanto
que no cabe en la mente estremecida,
supera nuestro asombro y nuestro espanto!

¡ Y sólo puede el alma conmovida
ablandar esta harina con su llanto
y alimentar con este Pan la vida!

Juan Alberto de los Cármenes

El martirio es una gracia. Es un don gratuito, no merecido.



"Hoy más que nunca hemos de tener presente que no somos de este mundo, pero estamos en este mundo y por lo que hagamos aquí es por lo que seremos juzgados. Y evidentemente la gran tentación que nos pondrá el diablo será la sensación de estar solos y ser “raros”. Por ello es tan importante que se consoliden pequeñas comunidades de católicos fieles a la Tradición sempiterna de la Iglesia"

Javier Barraycoa, doctor en Filosofía y profesor de Sociología en la Universidad Abat Oliba CEU de Barcelona: